martes, 18 de diciembre de 2007

22 octubre 2007

FAMILIA POLÍTICA

Por: Prisciliano Gutiérrez.

TIPOLOGÍA:
Mochos II.

Con la discreta erudición que le es característica, el distinguido Maestro, orgullo de El Mexe, Don Jaime Costeira Cruz, en reciente reunión, aportó al selecto grupo de estudiosos de café, autodenominado Liceo Cultural Aquiles Baeza, el siguiente breviario cultural: La acepción peyorativa de la palabra "Mochos", que se aplica a los católicos recalcitrantes, se debe a Don Antonio López de Santa Ana (Demócrata mexicano del Siglo XIX. Fue once veces Presidente de la República. A sus dotes diplomáticas se debe la anexión a EEUU de más de la mitad de nuestro territorio nacional), quien perdió una pierna en guerra contra los vecinos del Norte. La inferior extremidad de "Su Alteza Serenísima", recorrió buena parte de lo que quedó del patrio terruño, presidiendo innumerables "misas de pierna presente" antes de recibir cristiana sepultura, con veintiún cañonazos y todos los honores militares, en el panteón de Santa Paula, en 1842 para celebrar, algunos años después, la consumación de la Independencia. Los misófilos (por su amor a las misas, no a las mozas) seguidores de "El mocho" Santa Ana fueron y son, por añadidura, también "mochos".
El clero, abundó con elegancia el disertante, se sentía agraviado por las acciones de Juárez, quien afectó sus fueros, privilegios y patrimonio. Recordamos, entonces, que Don Benito: declarado católico, que no clerical, ungido ya por la Ley, Gobernador de Oaxaca, decidió ir a la catedral para celebrar el ritual Tedeum; para su sorpresa, las puertas del templo permanecieron cerradas.
Aquellos rencores, de añejos orígenes, hasta la fecha, en acto o en potencia, sobreviven cobijados por alguna Ideología.
La Reforma y la Revolución dieron vida jurídica al Laicismo; "doctrina que defiende la independencia del hombre, de la sociedad y del Estado, de toda influencia eclesiástica o religiosa", particularmente en el artículo ciento treinta, de la Constitución de 1917, cuyas reformas de 1992, reconocieron personalidad jurídica a las iglesias y concedieron el voto a los sacerdotes, entre otras rectificaciones históricas. Desde siempre, el púlpito tradicional y hoy, el acceso a los modernos medios de comunicación, cumplen cotidianamente su papel de ampliar los espacios para la iglesia y los "mochos" en los tres órdenes de gobierno (Aunque los hay en todos los Partidos y en todas las organizaciones sin Partido, se identifican con uno).
Hace unos cuantos años, era impensable la mención de Dios en el discurso político, o el ejercicio público de algún culto religioso en los hombres de Poder. Hoy, si se permite la expresión, "salen del clóset" a la tribuna, algunos en histórica congruencia con lo que son (militantes tradicionales, en la oposición o en el gobierno), y otros, pragmáticos, convenencieros, seguidores ideológicos del gobierno en turno, en cuya fuente nutren, su falta de auténticas convicciones.
Discursos cargados de moralina; apariencia altruista; apóstoles de la unidad familiar; asistentes a misa los domingos y fiestas de guardar; bendecidores cotidianos de la mesa, antes de ingerir alimentos; viajeros constantes a Roma para recibir papales indulgencias; respetuosos de los sagrados sacramentos (del nacimiento a la extremaunción). Intolerantes, invocadores reverentes de una Biblia que, generalmente, no conocen; hormonalmente incapaces de acceder a lecturas que critiquen o pongan en duda su dogmático credo. Propensos al diezmo y pródigos en la limosna. Hacen de Dios (a su imagen y semejanza) centro y medida de todas las cosas.
Miembros de organizaciones pías (algunas, secretas o clandestinas), justifican hasta la pederastia sacerdotal. Se erigen en fiscales de la vida pública y privada de los demás. En general, confunden la esencia filosófica de los valores; ignoran que éstos, para ser universalmente válidos, deben ser laicos.