martes, 18 de diciembre de 2007

12 noviembre 2007

FAMILIA POLÍTICA
Prisciliano Gutiérrez.
El Piripituche ataca de nuevo
Juan Manuel Menes Llaguno, cronista del Estado, ex Rector de la UAEH, máximo directivo del emergente Centro Universitario IberoMexicano, es hombre de innegable cultura, inclinación docente, metodológica y vocacionalmente preparado para la investigación, tuvo a bien deleitar al público que asistió a la presentación del libro Piripituche y Poder, el pasado mes de julio, con una pieza oratoria que escribiera el General Francisco L. Urquizo (autor de numerosos textos, entre los cuales destaca la novela Tropa Vieja), obra maestra de la sátira burlesca al discurso post revolucionario: demagógico, vacuo, rebuscado, rimbombante pero estéril.
Menes, siguiendo al Filósofo de Gúémez, además de su memoria prodigiosa, disfruta plenamente de sus cinco sentidos y adiciona otros más: el sentido común, el sentido histórico, el sentido de la gratitud, el sentido del humor, el sentido del amor… Así, el pasado seis de noviembre movido por evocadoras reminiscencias de su universitaria juventud, tuvo a bien organizar dos actos en las instalaciones de su ya prestigiada institución: la imposición del nombre José Vélez Laredo a un espacio escolar y una segunda presentación de El Piripituche.
La primera ceremonia, plena de emotividad, se dio para conmemorar el aniversario número cuarenta y uno del homenajeado, como docente. En presencia de familiares y de algunos miembros de la fraternidad masónica, Pepe Vélez, emocionado, agradeció tan merecido reconocimiento a su bonhomía y a su calidad académica, reconociendo, a su vez, la generosa virtud de su Rector (los asistentes nos congraciamos también de que su segundo apellido no sea Ovando y de que no le hayan puesto por nombre Agapito).
Con el propio anfitrión como presentador de lujo, el único comentarista, Profesor y Licenciado, Don Inocente Zúñiga Mercado hizo gala de agudeza y confesó, sin quererlo, algunas íntimas debilidades.
En mi turno, hablé de El Piripituche y para hacerlo, con didáctico modo, pronuncie el siguiente sonetillo, escrito para tal fin:
El Piripituche.
Es un bicho vivaracho
que cuando al humano pica
lo enferma de politica*
ya viejón o bien muchacho.
Un trozo, fragmento o cacho
de poder pide, suplica
y ni él solito se explica
por qué se enfermó tan gacho.
El Político ha de ser
de monerías un estuche.
Todo sea por el Poder.
Pero que triste ha de ser,
ingrato Piripituche,
llegar y ya no poder.
*Así, politica. Si se pone política, no rima.
Lo serio y lo solemne son conceptos diferentes; a veces, excluyentes. Si de antisolemnidades se trata, el público, es generoso. Es un reto hablar ante jóvenes poco afectos a la lectura, cuyo dominio del idioma, en hombres y mujeres se limita a la cultura "güey" (no cultura gay, menos después de Fabiruchis), sin embargo el interés siempre fue evidente. Es importante mencionar que el Centro IberoMexicano, está celebrando la semana del idioma Español, al mismo tiempo que se da una contienda para elegir la nueva mesa directiva de la Sociedad de Alumnos (Piripituche habemus)
Aprender a escuchar es más importante que aprender a hablar; aprender a aprender es el primer paso para aprender a hacer y a ser. Saber leer es el camino. Da tristeza que de un idioma tan rico como el nuestro (setecientas mil palabras) los jóvenes de Secundaria y Prepa únicamente utilicen alrededor de setenta; y los profesionistas muy cultos, setecientas, en promedio.
Ojalá El Piripituche (en cualquiera de sus variedades: tricolor, azul, amarillo, verde…) sea más selectivo y solamente pique a quienes tengan madera para ser auténticos políticos; estadistas, no simples presupuestívoros de tiempo completo.