martes, 18 de diciembre de 2007

5 noviembre 2007

FAMILIA POLÍTICA
La religión como cultura laica
Por: Prisciliano Gutiérrez.
Ikram Antaki, mujer de extraordinaria cultura; agudo pensamiento, lenguaje preciso, gramaticalmente impecable, ágil y ameno estilo… tenía un programa semanal denominado "El Banquete de Platón", el cual se transmitía por Radio Red (1110 AM). En él se abordaban temas de historia, filosofía, religión, ciencia, problemas contemporáneos… de una manera que, según las propias palabras de la autora, pretendía ser, "a la vez, rigurosa y fácilmente asimilable". Tiempo después, ya cercana su muerte, la editorial Joaquín Mortiz, rescató los trascendentes monólogos y los publicó en una serie de igual título*.
Por considerarlo de singular profundidad y trascendencia, me permito transcribir el siguiente texto, publicado por primera vez en 1996, como epílogo de un análisis histórico en relación con el cristianismo.
"El interés de esta investigación viene del hecho de que estamos hablando del origen de nuestra cultura, del origen de nuestras bellas artes, de nuestro derecho, de nuestra moral y de nuestra identidad.
No podemos resolver el problema de la existencia, de la vida y de los hechos de Jesús con la amnesia, supuestamente laica, de lo que constituye nuestra propia historia. Hay que recuperar el significado de la palabra religión; ésta viene del latín, religiere, que significa relacionar a los hombres entre sí, lo que permite hacer una comunidad. Éste es el sentido secular y laico que habrá que darle.
En materia de cultura religiosa, la ignorancia crasa debe ser rechazada. Tenemos que abordar con serenidad el fenómeno religioso. La noción de laicidad se ha edificado sobre una guerra de ideas con la que seguimos traumatizados: para algunos la laicidad significa el silencio. Hoy tenemos que aprender la tolerancia reciproca. Tenemos que enseñar la historia de las religiones, mirar la Biblia, El Corán y demás textos sacros, con los ojos de un humanista. Ésta es la mejor forma de escapar a los fanatismos y a las sectas. La enseñanza rigurosa debe ser neutral.
Nuestra memoria cultural descansa sobres dos pilares: la civilización griega y la cultura judeocristiana. El segundo pilar ha sido cortado porque la república se ha construido en contra de la iglesia. Así, una parte de nuestro patrimonio se ha vuelto incomprensible; se nos ha amputado parte de nuestra memoria colectiva.
Así que no se trata de despertar a los demonios dormidos, sino de distinguir la evangelización de la información".
Los demonios son hijos de la intolerancia; del fundamentalismo (de cualquier signo)… durante periodos de duración variable, permanecen en un letargo parecido a la muerte; inactivos y aparentemente ajenos al mundo que los rodea; pueden confundir a los demás con angelical y beatífica presencia.
Aunque evangelizar literalmente significa "predicar la fe de Jesucristo o las virtudes cristianas"; en sentido amplio puede aplicarse el término a todo propagandista de su fe o de su falta de fe. Misioneros hay con la religión, contra la religión y… en la política.
Los demonios dormidos, no despiertan (cual míticas princesas) con besos de amor, sino con la provocación histórica de la reivindicación y la venganza. La ignorancia y el fanatismo son los peores.
*ANTAKI, Ikram.
El Banquete de Platón. Religión.
Primera edición. Segunda reimpresión.
Editorial Joaquín Mortiz, S.A. de C.V.
México 1997.