martes, 22 de abril de 2008

21 abril del 2008

FAMILIA POLÍTICA
Prisciliano Gutiérrez
Algún sabio anónimo dijo que los bancos prestan dinero a quienes no lo necesitan; igual o peor situación se da en las llamadas cajas populares. Potenciales acreedores, respaldan sus créditos con constancias de ingresos, bienes y/o fiadores; por eso nunca pierden. Finalmente: "Poderoso caballero es Don Dinero".
"Más tiene el rico cuando empobrece
que el pobre cuando enriquece".
Dicho popular.
Los guardianes del tesoro.
"Yo vivo de lo que tengo en el banco", decía una muchacha, cuyos generosos atributos corporales resaltaban en una caricatura de gran circulación popular hace algunos años. La dama en cuestión aparecía sentada en un mueble, homónimo de las instituciones que manejan los movimientos financieros del país y del mundo. Obviamente, las partes apoyadas, evidenciaban ser, a la vez, mullidos soportes para una vida holgada.
Los banqueros, artífices de grandes fortunas y de estrepitosas quiebras; generadores, por igual, de riqueza y de miseria; actores, casi siempre anónimos, en los vaivenes de la política que, lo mismo nacionalizó que reprivatizó los servicios bancarios.
En estos tiempos, la delincuencia de cuello blanco, se mueve como pez en el agua, entre tarjetas de crédito clonadas, cheques rebotadores, fraudes cibernéticos, y otras linduras relacionadas con la gente del dinero. Los humildes mortales sufrimos las actitudes atrabiliarias y unilaterales de los diosesitos que lo mismo, sin previo aviso, aumentan o cancelan una línea de crédito, bloquean un plástico, hacen cargos indebidos con intereses leoninos (cuya aclaración implica interminables esperas en el 01 800 o espectaculares trámites burocráticos), o se niegan a pagar un cheque por el insignificante rasgo que, según su autorizada opinión, en una firma no concuerda.
Algún sabio anónimo dijo que los bancos prestan dinero a quienes no lo necesitan; igual o peor situación se da en las llamadas cajas populares. Potenciales acreedores, respaldan sus créditos con constancias de ingresos, bienes y/o fiadores; por eso nunca pierden. Finalmente: "Poderoso caballero es Don Dinero".
Para los bancos no existen seres humanos; sólo estadísticas; despersonalizados y fríos números de cuenta; claves secretas (NIP) y muchos otros esoterismos que esconden con frialdad los pequeños y grandes dramas (a veces tragedias) que, en la vida cotidiana, se generan por la falta de efectivo, especialmente entre los que menos tienen. La normatividad es Biblia, dogma de fe, manual de estricta observancia y… ¿La gente?... La gente no existe; sus problemas son totalmente ajenos al mundo de los cargos y de los abonos. El dinero es autónomo; es fin, no medio; es valor, no instrumento.
La burocracia bancaria "Los Ejecutivos", en su mayoría, empleados mal pagados y de bajísimo perfil profesional, toman muy en serio sus papeles de dispensadores de favores o castigos con el simple "poder de su firma". Prófugas del servicio doméstico y/o encorbatados "funcionarios" sin espíritu de solidaridad, salvo honrosas excepciones, actúan a imagen y semejanza de sus altos jefes: prepotencia, insensibilidad, fastidio, menosprecio; maltrato al público… ésas son las constantes.
Recientemente, una institución oficial, expidió un cheque con la leyenda "no negociable", en favor de un pensionado de casi cien años de edad; de igual manera avaló al representante del anciano, con credencial equivalente a un Mandato oficial. Por ningún concepto; bajo ningún argumento accedió una "Ejecutiva" de HSBC, sucursal Zona Plateada, a cambiar el documento que representaba una pequeña cantidad la cual; sin embargo, podría marcar la diferencia entre la vida y la muerte, pues con ella se podrían adquirir medicamentos, comida o cualquier artículo de primera necesidad. Para muestra un botón. Con este simple ejemplo, me pregunto: ¿Cuántas existencias se habrán truncado por la falta de criterio de un empelado, o por la rigidez de una normatividad interna, prácticamente al margen del Derecho Positivo? ¿Cuántos problemas sociales se habrán generado por unos pesos que el banco no libera, invocando los pretextos más baladíes?... Ante la cerrazón, de nada sirve invocar a la CONDUSEF.
La relación entre las instituciones que prestan servicios financieros y sus usuarios se rige por la Ley del Embudo; las primeras, para cobrar son intransigentes, arbitrarias, sordas… como el célebre Gabino Barrera, "no entienden razones". Para pagar ponen mil obstáculos y pretextos; sobre todo con la gente humilde… De una forma u otra, todos somos sus cautivos. Aguantemos, pues… Finalmente, como dijera El Filósofo de Güémez: "El dinero no es la vida… cuando es poco". Amén.

lunes, 14 de abril de 2008

14 abril 2008

Gobernar es tarea de gran responsabilidad; ningún individuo, por brillante que sea puede hacerla solo. El equipo es fundamental.
"Podremos ser parientes cercanos del SolY brillar tanto como él,Pero nunca debemos aparecer en su compañía".Baltazar Gracian.
SABIA VIRTUD DE CONOCER EL TIEMPO
Prisciliano Gutiérrez.
Si se comparase a Juárez, por separado, con Ocampo en cuanto a inteligencia y conocimiento del Derecho; con Ignacio Ramírez "El Nigromante" en reflexión filosófica o con Guillermo Prieto en elocuencia; seguramente, El Benemérito saldría perdiendo. La virtud fundamental del Indio Oaxaqueño fue su voluntad de hierro pero, sobre todo su dominio de atávicos complejos; su sólida autoestima y su fe en México. La llamada Generación de la Reforma, es a juicio de muchos, la más brillante en el Gobierno mexicano, a lo largo de su historia.
Gobernar es tarea de gran responsabilidad; ningún individuo, por brillante que sea puede hacerla solo. El equipo es fundamental.
Los profanos, construimos mil y una hipótesis para visualizar el proceso que se incuba en la mente de un jefe de gobierno, para elegir libremente a los miembros de su gabinete, o a los titulares de los cargos y candidaturas más relevantes. ¿Amistad? ¿Escalafón? ¿Méritos en campaña? ¿Compromisos con otras fuerzas políticas? ¿Especialización en el área? ¿Oportunidad para pagar y excluir? ¿Hacer evidente una actitud de madurez y perdón? Tal vez sea de todo un poco…
Ahora bien, ¿qué motivos juegan en contra de aquél que teniendo méritos suficientes no entra al grupo de los elegidos?: ¿falta de cercanía en lo personal? ¿Improvisación en las lides políticas y/o administrativas? ¿Enemistad declarada? ¿Alta traición? ¿Cobro de facturas por pequeñas o grandes ofensas? ¿Miedo a la inteligencia? (En este último caso, un político profesional y maduro, no temerá que su luminosidad se opaque si se rodea de los mejores).
Cuando un Secretario de Estado, por ejemplo, llega con brillo propio; con estatura moral (aunque deba todo a su superior jerárquico), la opinión pública lo percibirá como actor con capacidad de decisión y competencia individual, además de su investidura institucional; esto permitirá que el nombrado cumpla de manera eficaz su papel de instancia previa; sí, por el contrario, es un personaje gris, opaco, que sólo refulge bajo la estrella del jefe, su responsabilidad jurídica, administrativa y/o moral, prácticamente no existe; la mínima falla será atribuible a quien lo nombró sin méritos, a juicio de los medios y de la vox populi. Desde luego, los perfiles sin lustre, pueden ser idóneos en ciertos lugares y en determinados momentos.
Reto para todo subordinado que accede a un cargo por nombramiento administrativo, en cualquiera de las hipótesis anteriores, es permanecer; para ello existen cualidades que explota el individuo en cuestión de acuerdo con las características de su propia tipología; por ejemplo: eficacia, servilismo, inteligencia, capacidad de análisis, elocuencia, simulación, etcétera; pero la norma fundamental e inviolable para subsistir o crecer, en su caso, es simple: jamás competir con el que manda; nunca brillar más que el sol.
Tal vez las encendidas arengas de Guillermo Prieto (¡Los valientes no asesinan!), las profundas disquisiciones filosóficas de El Nigromante o los eruditos comentarios de Ocampo, hacían brillar a cada uno en ciertos foros; pero, seguramente, en presencia de El Presidente, se median para no opacarlo y propiciar su propia caída.
Aunque con diferentes matices de tiempo y espacio, en política, "nada hay nuevo bajo el sol": las actitudes típicas, en esencia, son las mismas; por ejemplo, la costumbre sexenal de enterrar a un poderoso para que el nuevo nazca en toda su intensidad; con omnímodo poder: ¡El rey ha muerto. Viva el rey!.
El cambio es la esencia de la democracia; los tiempos se cumplen; las reglas del juego operan con implacable rigor, a fin de preservar a la disciplina, como valor complementario de la libertad. Esas mismas reglas del juego prescriben las circunstancias en que habrá de nacer el nuevo astro. Quien pretenda transformar su papel de actor secundario, en protagonista, dentro de la trama genial (a veces perversa) de la política, debe entender que el sol (municipal, estatal o nacional) no admite otra luz en el firmamento que no sea la suya y que con un nuevo amanecer, en su tiempo, se repetirá la historia.
Baste recordar a la Diosa Coyolxhauqui quien, por pretender brillar antes de que llegara la noche, fue despedazada por su propio hermano.